por S. Stuart Park
El empleo de latinismos no es necesariamente señal de erudición, y no pocos se han colado en el día a día sin que nos demos cuenta. Lo escueto de la formulación latina favorece su uso: por ejemplo, tener un
alibi, que se oye con frecuencia en las series de policías o intriga, significa «dice que no estaba allí cuando se cometió el crimen»; y
a priori viene a sustituir «un argumento derivado después de un evento, sin necesidad de tener conocimiento del evento».
El uso del latín en el mundo del Derecho es frecuente, y el otro día escuché una expresión que me gustó mucho:
Obiter dictum. Se refiere a la opinión de un juez o tribunal en una sentencia judicial que se añade pero que no es vinculante, aunque puede ser relevante para casos futuros. Significa, literalmente, «De paso», algo así como «Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid». Lo traigo a colación porque me permite añadir, de paso, una anécdota del
Quijote cervantino donde El Caballero de la Triste Figura no pudo contener la risa, mostrando un rostro afable que pocas veces se dio. Sancho no empleó latinismos, pero poco le faltó:
–Cada día, Sancho –dijo don Quijote–, te vas haciendo menos simple y más discreto.
–Sí, que algo se me ha de pegar de la discreción de vuestra merced –respondió Sancho–que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos. Quiero decir que la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico; y con esto espero de dar frutos de mí que sean de bendición, tales que no desdigan ni deslicen de los senderos de la buena crianza que vuesa merced ha hecho en el angosto entendimiento mío.
Rióse don Quijote de las afectadas razones de Sancho, y parecióle ser verdad lo que decía de su enmienda, porque de cuando en cuando hablaba de manera que le admiraba, puesto que todas o las más veces que Sancho quería hablar de oposición y a lo cortesano acababa su razón en despeñarse del monte de su simplicidad al profundo de su ignorancia; y en lo que él se mostraba más elegante y memorioso era en traer refranes, viniesen o no viniesen al pelo de lo que se trataba, como se habrá visto y se habrá notado en el discurso desta historia. (DQ, Segunda Parte, cap. XII).
No se trata de una burla sino del disfrute amigable de la simplicidad e ignorancia del escudero fiel por parte de su amo, y la amabilidad de Don Quijote convirtió la metedura de pata (metafórica) de Sancho en motivo de satisfacción, el
quid pro quo, podríamos decir, de su amable relación.
No me resisto a terminar sin recordar otros latinismos que empleamos a diario:
Status quo;
Caveat;
Bona fide; y por último,
Ad hoc, que quiere decir «creado por una razón especifica»; como es el caso,
exempli gratia, del artículo que acabas de leer, y si la ocurrencia de Sancho te ha hecho sonreír, me daré por más que satisfecho.