por S. Stuart Park
Al hilo del artículo anterior, recibí un emocionado mensaje enviado por Daniel Casado. Lo reproduzco por su valor testimonial:
Solo para tu información, añadiré un comentario para explicar la razón por la que un nutrido grupo de manchegos y andaluces «aterrizamos» en El Porvenir en la década de los sesenta.
Mi padre, obrero de la Spanish Gospel Mission, conocida como Misión Evangélica Española, tuvo siempre la convicción de que para alcanzar un mayor desarrollo personal y para evangelizar e influir en determinados ámbitos sociales, era imprescindible que los jóvenes de las iglesias evangélicas accedieran a los estudios universitarios.
Dada la precariedad de las familias de las iglesias de la Misión y la discriminación religiosa imperante en la época, mi padre instó a las familias a que nos enviaran al internado del colegio El Porvenir. Las cuotas que había que pagar eran mínimas y, en algunos casos, nulas. Algunas familias aceptaron, y así, Juan Simarro, su hermano Vicente, Rufo, mis hermanos David, Joaquín y Margarita, mi primo Manuel, Samuel del Coso y su hermano Daniel, todos de Valdepeñas, y otros de Santa Cruz de Mudela (Carlos Muela, pastor en Madrid), Úbeda (entre otros, José Pablo Sánchez y sus hermanos) y otros puntos de misión, pudimos acceder a la universidad o, cuando menos, a estudiar magisterio (entonces estudios de enseñanza media).
Mi padre no conoció GBU hasta 1972, a través mío, pero de inmediato se sintió cautivado por sus fines, que, en gran medida, coincidían con su anhelo de formar a los jóvenes evangélicos y, a través de ellos, alcanzar a sectores sociales hasta entonces prácticamente vetados a la proclamación del evangelio. Anhelo que fue posible gracias al colegio El Porvenir. Por todo ello, mi gratitud es inmensa.
La mención de José Pablo Sánchez, director del programa de TVE
`Buenas noticias TV´, trae múltiples recuerdos. Durante una de las campañas de verano en los años 60 pasé unos días muy calurosos en Úbeda (cuyos cerros se han hecho célebres en la imaginación popular) donde conocí a su padre, don Roque Sánchez de la Torre, a la sazón pastor de una de las iglesias de allí. Recuerdo bien las noches bajo la luna, el aire lleno de las voces de aves nocturnas y del incesante
cri-cri, cri-cri de los grillos, tratando de poner en perspectiva las experiencias vividas allí.
Hace un par de años José Pablo, cuya presencia en
‘Buenas noticias’ TV junto a Beni Moreno transmite un espíritu de respeto y serenidad encomiables, recibió en Salamanca el premio
‘Jorge Borrow de Difusión Bíblica’. En su discurso de aceptación José Pablo habló de las vicisitudes de su padre en aquellos tiempos en Jaén, y volvieron los recuerdos de un tiempo inolvidable. Contó que cuando encontró y leyó por primera vez una Biblia, su padre planteó al Sr. párroco algunas dudas que su lectura iba suscitando:
«No te metas en líos, Roque –le respondió–,
no te metas en líos».
El talante afable de Roque Sánchez, a quien volví a ver unos años después en la iglesia que pastoreaba en Canillejas (1975-1988), se nota en José Pablo, y el sacrificio que supuso para aquellas familias manchegas y andaluzas se ha compensado con creces, motivo, ciertamente, de gran gratitud.