por S. Stuart Park
A mediados del pasado siglo, cuando se escribían cartas a mano, recuerdo cómo el cartero llegaba en su bicicleta con uniforme azul oscuro tocado con gorra de visera para hacer entrega de la correspondencia con los sellos franqueados, que registraban la hora y el lugar del envío. En los orígenes del Royal Mail hubo hasta cuatro entregas a lo largo de la jornada, de lunes a sábado, y se podía recibir la respuesta a una carta enviada por la mañana en el mismo día. ¡Contrástese con el servicio de Correos hoy!
En un maravilloso poema titulado ‘
Night Mail’ (Correo nocturno) escrito en 1935, W.H. Auden evoca el trayecto del tren que llevaba las sacas de correos de Londres a Glasgow por la noche, con sus
«Cartas para los ricos, cartas para los pobres, / La tienda de la esquina, la chica de al lado». Con el ritmo trepidante del tren que avanza hacia las Tierras Altas de Escocia el poeta detalla la carga que lleva el convoy y la expectación de sus receptores al oír la llamada del cartero:
Cartas de agradecimiento, cartas de los bancos,
Cartas de alegría de chicas y chicos,
Facturas recibidas e invitaciones
Para inspeccionar nuevas existencias o visitar a parientes,
Y solicitudes de empleo
Y tímidas declaraciones de amantes,
Y chismes, chismes de todas las naciones,
Noticias circunstanciales, noticias financieras,
Cartas con fotos de vacaciones para ampliar,
Cartas con caras garabateadas en el margen,
Cartas de tíos, primos y tías,
Cartas a Escocia desde el sur de Francia,
Cartas de pésame a Highlands y Lowlands.
Escritas en papel de todos los colores,
El rosa, el violeta, el blanco y el azul,
Las charlatanas, las cariñosas, las aburridas, las adoradoras,
La fría y oficial y la efusiva del corazón,
Inteligente, estúpida, corta y larga,
La mecanografiada y la impresa y la deletreada todo mal.
(…)
Y nadie oirá la llamada del cartero
Sin que el corazón se acelere,
¿Quién puede soportar sentirse olvidado?
¡Qué tiempos aquellos, y qué de recuerdos despiertan! Mientras tanto nos disponemos a enviar un WhatsApp y abrir el buzón del correo electrónico que, todo hay que decirlo, tienen sus ventajas también.